lunes, 9 de enero de 2012

Eh, cuidado con eso. Es mío

Odio esta frase casi tanto como al chulo de turno que la pronuncia. ¿Hasta dónde es algo propiedad de alguien? Me asquea el individuo que se cree superior por sus posesiones materiales. “Yo tengo más que tú y, sólo por eso, soy mejor” Putas propiedades. Cierto anuncio de no sé qué mierda de marca de relojes decía algo como: “Es lo que tengo. Es lo que soy” Para alguien –como yo, claro- que niega la posesión de artículos como medio de realización esta frase tiene dos claros sentidos. (Como todo, supongo) Uno es la viva imagen de lo que quiere transmitir, que sólo seremos felices si llevamos el nombre de alguien en la muñeca y hemos pagado una millonada por ello. Pero yo soy un romántico –o un gilipollas, como prefiráis- y creo que dicha sentencia puede ser analizada de otro modo.

Mi punto de vista es claro y se resume en la defensa de las posesiones con verdadero valor como únicas de un individuo y, sobretodo, indispensables. Obviamente el cisma que pretendo dejar claro elimina cualquier bien que solo tiene interés objetivo y/o económico. Entonces, ¿qué es el verdadero valor? Para mí el verdadero valor es el valor subjetivo. El que cada ser humano le da a ciertos objetos que considera únicos porque detrás de ellos se esconde una historia. Puede que ésta sea la historia de amor más esperanzadora, bonita y pastelosa del mundo, o puede que se trate de el mayor drama jamás contado. Lo verdaderamente importante es que signifique algo, que recuerde un segundo, un instante o una larga etapa de la vida de dicha persona. Que al verlo provoque risas, llantos, un nudo en la garganta, escalofríos... que desate mil sensaciones o una sola pero brutal e impactante. No debe ser algo gigante, ni algo escueto por definición, valen desde las cartas de amor de tu primera novia hasta peluche que te regalo tu difunto abuelo pasando por una chapa, una grulla de papel, un billete de autobús... Cualquier cosa.

Para terminar, deben ser únicas de cada individuo porque representan sus experiencias, sus hostias y sus logros. Representan lo que es, lo que le diferencia del resto de los mortales. Representan su vida.


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