viernes, 8 de junio de 2012

¡Puxa Asturies!

Demasiado sin hablar de política, al menos por aquí, pero coño, me obligáis. Y me encanta que esta vez no sea lleno de rabia, sino de esperanza y fe en algo real, no inventado, como ese falso Dios que permite que opresores se salgan con la suya. Esta vez me pongo a los pies de todos los mineros asturianos y leoneses, de toda la gente que acudió en masa a Madriz para defender sus derechos. De esos héroes anónimos que mediante barricadas en llamas dejan ver que esto no puede continuar así. Mientras el PSOE condena a quienes en el 34 apoyó ciegamente, ellos mantienen intacto el sentimiento obrero que tanta falta hace en estos tiempos y que emana desde el norte como los gases tóxicos en la mina. Sólo que el aire que nos llega no es nocivo, es un humo rojo, que huele a revolución y que se convierte en gas mostaza en los pulmones de los que se hacen llamar demócratas, pero que no llegan a déspotas. Ya no es todo por el pueblo, pero sin el pueblo. Ahora es todo para los ricos, explotando al obrero. ¿De verdad pensaban que este abuso no acabaría en un estallido social? ¿Que sólo serían estúpidas caceroladas y manifestaciones pacíficas en las que la policía "pone orden" a palos? Ahora los palos los dan los obreros. 






Asturies no es un principado, cabrones. Asturies es una república popular, sin reyes ni señores.