martes, 17 de abril de 2012

Tú y mis contradicciones


Muérdeme, arráncame la yugular a bocados.
Susúrrame un grito ahogado al oído, aráñame, ponte de costado.
Ódiame, tírame, despéchame, bésame. Y es que nada está escrito si aferrado a tu espalda todavía tirito extasiado.  Y es que nada sirve si en cohibirme rabio, mareado, del fin de semana. Sin yerba, sin un duro, sin cama en la que caer muerto, valoro si ayer acabe ciego o solo tuerto, si de verdad te echo de menos o –con suerte- me miento. Y despierto redescubriendo que nada importa más que nada cuando nada es lo que me encuentro a mi lado cada mañana. Pero está historia no es triste, existe una terapia natural, consiste en desvestirte y leer en tu mirada: Te quiero follar.

                                                                                                                               Robin Mcilrath.