martes, 27 de agosto de 2013

Poesía para lagos

Haciendo magia sobre agujas de Arabia
Rezándole a Buda
Opulento el saco de lágrimas que entran en mis cuencas
El río está en tu sexo junto con mi adrenalina

No sorprende la depresión.
Dejó de sonar su llamada constante por la chispa
El humo del Windsor ya no opacaba la estancia, el de tu
llamarada lo disipé con el puñal de mi espalda

Y ahí sigue, sobre la torre del ordenador
A la vista de todos como la cicatriz de mi mano
No sangró en su día ni lo hará nunca
Perderé los dientes pero la sangre en mi boca no será la misma

Y Berenice, desde el cabecero de mi cama,
me mirará burlona antes de desintegrarse.
Como el crío o la parálisis
Como el genio, el fuego y la sífilis


sábado, 8 de junio de 2013

...

Fui yo quien se tiró a Dani California
¿Y qué?
Borracheras adolescentes, inmadurez.
Me siento Indi en esta perrera
Los funcionarios me desprecian, sólo hacen su trabajo.

¿Cómo iba a odiar nada? Indiferencia.
Música, eso me hace feliz. Tres minutos, vuelta a la vida
Conductas suicidas, morir de cáncer. No.
Convertirse en desagüe.

Arcadas. Todo son arcadas.
No hay nada que deteste más.
Ni siquiera a ti. Ni siquiera a mí.
Abrazo el vidrio, se siente menos frío que tu piel.

La puerta de la jaula está abierta.
              -¡No te fíes!
Grita la conciencia.
Siempre tan racional, siempre tan estúpida.

Bastarda, hija de la moral.
Más arcadas.
No me da tiempo, joder
No me da tiempo.

La repitiéndose como las estaciones cada vez más tenue.

Pitidos, pulso. Código morse.¿Qué cojones vas a entender?

Tú, sí: tú. 
que soportas la luz artificial
que jamás visitaste el ala de psiquiatría

Tú, mediocre indigno del regalo de la vida:
No te atrevas a decir que lo entiendes.

viernes, 26 de abril de 2013

"Llueve, a fuera llueve"


Lo sabe porque oye las gotas inmolarse contra la ventana. Quizá en nombre de Neptuno. Sólo son chicas jóvenes que buscan su propia salvación. Sabe que llueve porque huele la humedad. Porque siente la humedad, pegajosa y repugnante, como sus dedos.

Llueve dentro del baño ahora que la ventana está abierta. El aire frío acaricia su piel, erizándola, recordándole que está viva. Eso le encanta.

Llueve también en los ojos de la extraña que le juzga en el espejo. Llueven cristales. Llueven lágrimas que saben a mar embravecido rompiendo contra las rocas. Muriendo furioso, matándose por rutina.

Llueven bilis y pesadillas en el bidé. Le arden las costillas. El ambiente se impregna con olor a putrefacción. A sal. A tierra mojada, a gusanos, a madera.

A sangre.

Llueve dentro del baño. No huele nada. No oye nada, no siente nada. Pero ella sabe que está lloviendo.

viernes, 8 de marzo de 2013

Sueno trágico

A campanas de iglesia ardiendo
al compás de tus pasos entre el tráfico.
A lágrimas sordas cuando ahí fuera está lloviendo.

Bailo con la muerte, procurando no pisarle los pies,
bien sabe que no se me da bien
                                                -¡Canalla!
pero si fallo se llevará mi suerte.

Sabe también que mi mayor anhelo es estar con ella,
por eso juega conmigo
                                   -¡Será que no hice méritos, cariño,
                                     para acostarme en tu regazo maldito!